Nosotros
Somos una pareja franco-alemana que decidió escapar del bullicio y el estrés de la ciudad, para radicarse en un lugar más tranquilo, cercano al mar, y elegimos Guanaqueros.
Siendo de mente inquieta, se nos ocurrió la idea de aprovechar los espacios de la parcela, manteniendo al máximo la vegetación nativa, y construimos una alternativa de alojamiento con características bien definidas:
Tranquilidad, sin Wi-Fi (a menos que sea absolutamente necesario) y definitivamente «cero» televisión, para darle un respiro a la mente.
Pusimos nuestra idea en práctica sin dudar, aunque no teníamos la más remota idea de cómo lo haríamos. Entre un Ingeniero Eléctrico y una Traductora, nos tocó aprender un montón sobre técnicas de construcción, elaboración de muebles, distribución de espacios y un largo etc.
Aún seguimos aprendiendo, pero lo logramos y aquí estamos!
La historia de Ocho Águilas
El nombre Ocho Águilas proviene de los tiuques, que nosotros apodamos águilas; que rodeaban nuestra parcela mientras desarrollábamos el proyecto.
La construcción de las cabañas se realizó en madera para mantener la armonía con la casa patronal ya existente.
Transcurrieron varios meses de estudio para lograr la mejor distribución y garantizar la máxima comodidad posible para nuestros huéspedes, así como las mejores vistas hacia los paisajes circundantes.
El recinto integra una torre / observatorio que permite ver hasta el mar; apreciar las bandadas de pájaros cuando la época migratoria lo indica, sobrevolando la parcela a últimas horas de la tarde, y para los más aventureros, el avistamiento de cuerpos celestes a ojo descubierto.
Las piscinas una para adultos y otra para niños: una buena opción para refrescarse en el verano, fueron estructuradas con bloques de material reciclado, y los decks donde podrás meditar o hacer yoga al aire libre sirvieron para utilizar la madera sobrante.
La parcela es lo suficientemente amplia, con un terreno provisto de ligeros desniveles si quieres comenzar a acondicionarte para un trekking o, sencillamente te apetece un ligero entrenamiento físico.
Nuestra Visión
Nuestro lema es:
- Ser amigable con el medio ambiente
- Eficiencia de los materiales
- Reciclaje y Cosecha de Agua (Camanchaca)
Ideamos nuestro proyecto de la manera más amigable posible con nuestro entorno, manteniendo al máximo la vegetación nativa de la parcela. Las cabañas se construyeron utilizando con la máxima eficiencia los materiales elegidos. Los remanentes se destinaron a la fabricación in situ del mobiliario, hasta las pajareras, con el consecuente ahorro de combustible: Menos viajes para buscar materiales de construcción. Disponemos de una vermicompostera (lombricultura) para elaborar compost y nutrir las plantas sembradas, y a corto plazo proyectamos instalar un invernadero para sembrar nuestras frutas y hortalizas. Separamos los desechos inorgánicos: plásticos y vidrios y los llevamos a un punto limpio ubicado en la ruta hacia Guanaqueros.
Nuestra Historia
Una Francesa y un Alemán – juntos en Guanaqueros
Nos vamos al campo!
Esta aventura comienza en 2019, cuando decidimos cambiar el concreto de la ciudad por la calma y los espacios abiertos que ofrece la vida en zonas rurales.
El inicio: una casa y arbustos secos
Inicialmente el terreno contaba con una sola casa construida en el área de la parcela que había sido, casi en su totalidad, despojada de vegetación.
Sobrevivieron uno que otro árbol de eucalipto un guayacán y dos litres.
La parte trasera del terreno si conservó vestigios de vegetación xerófila característica de la zona, en combinación con un terreno rocoso bordeando una antigua quebrada.
De segunda vivienda a centro de la vida
Inicialmente, la casa se utilizaba durante la época de vacaciones. Posteriormente se transformaría en nuestra vivienda principal, y contemplando el potencial del terreno dada la tranquilidad y la belleza de los atardeceres y la naturaleza circundante, decidimos construir ocho cabañas, para iniciar un proyecto de alojamiento para aquellas personas que buscan la tranquilidad y la reconexión con la naturaleza.
Sin apuro pero sin pausa
El proceso ha sido progresivo pero sin tregua. Los contratiempos iniciales seleccionando especies para crear áreas verdes, fué dando pié a un proceso más estructurado, en donde se plantaron especies resistentes para crear un oasis para la fauna nativa, principalmente aves, para posteriormente iniciar un proyecto de reforestación exclusivamente con especies nativas de la IV región.
Casas de madera hechas en situ
Las cabañas se construyeron in situ, después de varios meses de estudio para lograr la mejor distribución y garantizar la máxima comodidad posible a nuestros huéspedes, así como las mejores vistas a los paisajes circundantes.
Tal como su nombre lo indica Ocho Águilas en un proyecto autosustentable: todo remanente de cualquier proceso, es reinsertado en este ecosistema que se va creando:
- Los restos de podas se utilizan en combinación con el compost producido con la lombricultura.
- Los remanentes de la construcción de las cabañas han servido para elaborar muebles, decks y pajareras (un plus para nuestras avecillas).
Creamos un espacio de paz y tranquilidad – recibimos hasta 28 personas
Nuestro recinto, delimitado por una empalizada, da la bienvenida a grupos cerrados, familias o empresas, nuestra capacidad máxima es de 28 personas.
La distribución de las cabañas es la combinación perfecta entre ambientes relajados y privacidad, donde cada unidad tiene una terraza propia en la que tomar el desayuno si la idea es levantarse tarde.
Incorporamos zonas de descanso y amplios espacios que invitan a ser recorridos para descubrir “escondites secretos” donde instalarse a leer un libro, contemplar la naturaleza, decks que pueden utilizarse para la práctica de yoga o meditación, o recargar energías en la cama de cuarzo, subir a la torre mirador para disfrutar de una vista 360 de las áreas circundantes, entre ellas el cerro de Guanaqueros.
Todas estas opciones se suman para materializar nuestro lema: “Desconexión de la rutina y el estrés”.
Tributo a los Diaguitas – esta región es la suya!
Como tributo una de las culturas ancestrales de la zona, replicamos, con la ayuda de Ricardo Romario, un artista local, motivos de inspiración inca-diaguita, diferentes en cada una de las puertas de las cabañas; tomando como base vestigios de cerámicas halladas en las diversas excavaciones que se han realizado en el pueblo, y que Ricardo también ha plasmado en secciones de la “Caleta la Safá”, obra de su padre, conocido como “El loco Careo”.
La decoración interna de las cabañas es sencilla, pero prima siempre una alegoría a la naturaleza, ya sea en los colores utilizados, o en los motivos de las sábanas que se asocian a la vegetación que nace después de la lluvia.
En las instalaciones prima la madera, para tener un conjunto armónico con la casa patronal que fue la primera construcción como ya mencionamos.
Reforestación con plantas autóctonas de la región
Para contribuir con la preservación del medio ambiente y tratar de recrear la vegetación original de la zona decidimos crear una zona de reforestación con arbustos nativos, en el área del terreno que desde un principio se mantuvo inalterada: donde un segundo litre domina la vista haciendo complemento al que está más cerca de las cabañas.
En esta zona hemos plantado árboles de quillay, aromos, alcaparras, molles.
Y para tener variedad, de acuerdo a los planteamientos de la agricultura sintrópica; uno que otro árbol frutal: papayos, mandarinas, y almendros; aparte de una variedad de cactus que recuperamos de desechos hallados en la vía hacia Tongoy.
Seguimos creando según nuestra inspiración
A medida que pasa el tiempo y sin plan maestro, vamos incorporando detalles según nos vaya guiando la inspiración. La idea es ir disfrutando el proceso de ir creando algo nuevo cada vez.
Creemos que estamos bien encaminados, los arbolitos están creciendo fuertes y los cactus ya han comenzado a mostrar sus primeros brotes.
Nuestro nuevo hobby: la fotografía del cielo nocturno (astrofotografía)
Nos encontramos en una zona con escasa contaminación lumínica lo que hace que una visita a Ocho Águilas pueda transformarse en una experiencia de observación de los astros a ojo descubierto, o inspirarse con un hermoso cielo estrellado y experimentar con la astrofotografía, para lo cual la iluminación de la parcela se mantiene al mínimo necesario para no interferir con la visual celeste.