Resumen:
Sumérgete en el mundo sonoro del agave con Felipe Retamal «Ajoyak».
Descubre cómo convierte agaves en instrumentos musicales únicos, fusionando tradición y creatividad precolombina en Chile. Su taller en Coquimbo es un reflejo de su pasión por mantener viva la cultura Diaguita y expresarla a través de la música, la poesía y la pintura para las futuras generaciones.
Ajoyak y el sonido del agave
¿Para qué sirve la planta de agave?
Qué es lo que uno conoce acerca de la planta del agave: Unos dirán que sirve para elaborar mezcal, otros, la famosa tequila (a partir del agave azul), otros dirán que las fibras del agave tienen uso en la elaboración de textiles , y los más creativos incluso hablarán de seda vegetal a partir del agave , o comentarán acerca de sus usos como endulzante para reemplazar el azúcar, pero creo que la idea de obtener sonidos a partir del manejo de la planta de agave, no ha pasado por la cabeza de muchos.
Si bien la explicación de la llegada del agave a Chile está basada en teorías, lo que si es ciertos es que se extiende a través de una amplia zona geográfica que va desde el sur de Estados Unidos, pasando por todas las islas del Caribe, llegando hasta Centroamérica. El agave agrupa más de 200 variedades, unas clasificadas y estudiadas a fondo, y otras no tan conocidas.
¿Cómo es la planta de agave?
En términos generales, la planta del agave se caracteriza por tener un enorme tamaño en la edad adulta: alrededor de 4 metros de diámetro y 2 metros de alto con unas hojas duras en forma de lanza que pueden ser unicolores o con rayas, los bordes pueden presentar espinas o ser lisos. Al alcanzar entre los 7 y 10 años, la planta produce un tallo que puede alcanzar los 10 metros de altura, con una especie de floración en el extremo más alto del mismo; de color blanco amarillento, además de semillas; tras lo cual, la planta ha cumplido su ciclo de vida, pero ha dejado el camino abierto para que nuevas plantas de agave nazcan y se repita el proceso.
¿Agave e instrumentos musicales?
Pero tomemos la parte del tallo: a pesar de su altura, es extremadamente liviano, tanto como el bambú, pero no tan flexible como éste, y con una textura muy similar a la madera.
A partir de aquí comienza la historia de los sonidos del agave de la mano de Felipe Retamal “Ajoyak”, después de su encuentro con el espíritu de la planta (de la variedad Agave Americana L.). Un día, manipulando el tallo de una de las plantas cercanas a su casa de una manera brusca, fué salpicado por la salvia de la misma, cayendo en una especie de trance, como resultado de las lesiones en la piel por lo abrasivo de la salvia.
En ese momento, la planta “le habló”, y, a partir de allí, Felipe comenzó a experimentar con el tallo del agave cortándolo en diferentes secciones, obteniendo diferentes instrumentos según la sección que hubiese cortado.
Felipe tiene una trayectoria de casi 20 años creando instrumentos musicales de manera artesanal y autodidacta, perfeccionando la técnica del tallado del tallo del agave, y la adición de simbología diaguita mediante pirograbados en cada pieza, para personalizarlas.
Cada pieza es única, y cada una es el resultado de un dedicado estudio de las culturas prehispánicas de la región: la cultura Molle, Ánima y Diaguita chilena. Los sonidos resultantes de cada instrumento están influenciados en gran parte por las tradiciones musicales precolombinas.
Felipe Retamal, un artista multifacético
Antes de dedicarse a la elaboración de instrumentos musicales, trabajó diferentes materiales, entre ellos el cuero, fue alumno del pintor peruano Luis López Cruz y participó en la elaboración del mural “Génesis de Coquimbo a la actualidad”, entre uno de los 18 asistentes, y de allí nació su deseo de plasmar la iconografía diaguita a través de la pintura. El trabajo en cuero pasaría a un segundo plano.
Felipe Retamal es un artista multidisciplinario, autodidacta, que quiere mantener viva la cultura de su ascendencia Diaguita, a través de la música, la poesía, la pintura, para las futuras generaciones.
Su taller se encuentra ubicado en Coquimbo, camino al faro, muy cerca de Fuerte Lambert, donde los impresionantes acantilados, la vista al mar y la cercanía de los agaves, le sirven de inspiración constante.